Según un escritor consultado, las mejores reseñas se hacen de los peores libros y aunque es un acto de sobreestimación creer que esta va a ser una reseña inolvidable, si puedo afirmar que el libro leído Amazonía: el río tiene voces, de Ana Pizarrro, 2009, es uno de los libros más simples que he leído sobre la Amazonía.
A partir de la metodología en boga de los estudios culturales, que hacen uso de la crítica literaria, la semiología, la comunicación, antropología y ciencias afines, este libro publicado por el Fondo de Cultura Económica casi logra una excelente portada (porque de contenido muy poco) si no hubiese sido por la ausencia de diseño de la carátula que estropeó una hermosa imagen del cartógrafo Portugués del siglo XVI Diogo Homen. Las demás imágenes impresas a largo del libro en papel de baja calidad, son en general hermosas pero carecen del menor tratamiento en el texto: no tienen las fuentes de las cuales fueron tomadas y muchas no registran quién fue su autor. Un detalle que para una obra con tales ambiciones no era sólo un detalle de fina coquetería sino, un requisito de rigurosidad, pues las imágenes como lo saben los historiadores del arte, son y fueron otra de las maneras de construir lo que tanto busca Ana Pizarro en su libro: “discursos e imaginarios” de la Amazonía.