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7.01.2009

AMAZONA AMERICANA

De origen Griego, el mito de las Amazonas tiene una larga historia en occidente. Desde el siglo XII a.c existen referencia a estas belicosas mujeres que vengaron la muerte de sus maridos e hicieron una comunidad sin hombres. De la supuestas orillas del río Termodonte, estas mujeres guerrera combatieron con los aqueos en la Iliada y más tarde fueron modelo para pintores y escultores griegos. Sobre caballos, las mujeres avanzaban en las batallas. De ahí que varios nombres de mujeres míticas amazonas empiecen por la raíz Hipo (caballo), como es el caso de Hipólita una de las reinas Amazonas. Hijas de Ares, dios de la guerra, las belicosas damas peregrinaron en la mirada del hombre occidental que ensanchó las fronteras de Europa y revitalizó el mito de las Amazonas ante la imposibilidad de entender y explicar mujeres extranjeras que no se parecían a las suyas. Habitantes de la periferia, vecinas de monstruos y quizás habitantes de las antípodas y hasta del paraíso , las Amazonas fueron en ocasiones de piel morena. En Egipto, Etiopía, cerca al mar negro y luego en América, las peregrinas señoras aparecen en todas las épocas, siempre dispuestas a batallar, desnudas y con su ajuar de guerra.

De las versiones del mito aquí la de Trogo Pompeyo, famosa por escandalosa y muy diferente a la bella historia que el antecesor de Trogo, el historiador Heródoto, había escrito en el siglo V a.c, sobre estas mujeres “mata hombres” que no sabían de mujeriles oficios y si de caza y guerra. Las Amazonas de Heródoto, muy al contrario que las de Trogo, no se mutilaban el seno ni odiaban hasta la muerte a los hombres. Por el contrario aceptaron su compañía y el coqueteo siempre y cuando estos se marcharan con ellas a una tierra lejana dónde no tuviesen que tratar con las madres y hermanas de los prometidos.

Entre los escitas, dos jóvenes de sangre Real, Plinio y Escolopio, arrojados de su patria por una facción de la nobleza, arrastraron consigo un gran número de jóvenes; se detuvieron en las costas de Capadocia, junto al río Termodonte, y, conquistando los llanos de Temiscira, los ocuparon. Allí, tras haberse dedicado por espacio de muchos años a saquear a sus vecinos, son matados a traición por conjura de estos pueblos. Cuando sus mujeres vieron que al destierro se había añadido la viudez, toman las armas y defienden su territorio, primero rechazando los ataques, después haciendo también la guerra. Además desecharon la idea decasarse con sus vecinos, por considerarlos servidumbre, y no matrimonio. Y ejemplo único de todos los siglos: se atrevieron a agrandar su estado sin hombres e incluso lo defienden con menosprecio de los hombres. Y para que unas no aparecieran mas felices que las otras, matan a los hombres que habían quedado en la patria. Con la destrucción de los vecinos consiguen también la venganza por la muerte de sus maridos. Después ganada la paz con las armas, para que su raza no desapareciera comparten el lecho con los vecinos. Si nacían niños, los mataban. Ejercitaban a las doncellas ellas mismas en sus mismas costumbres, no en el ocio o el trabajo de la lana, sino en las armas, los caballos y la cacería, después de quemárles, de niñas, la mama derecha, para que no les impidiera el lanzamiento de las flechas: por lo que se llamaron amazonas” (Justino, 1995, págs. 95-96)

La imagen que aquí aparece es curiosa y única en su estilo (2). La Amazona representada no tiene el seno izquierdo quizás por ser zurda. Yace la ilustración original en archivo ultramarino de Lisboa aunque el autor y la épocas son desconocidos. A la izquierda de la mujer, dos de sus colegas quemando el seno a una joven doncella. Detrás una batalla donde hombres y mujeres en batalla atacan a sus enemigos en un paisaje que enmarca una cadena de montañas empinadas y en el primer plano una palmera, plantas típicas y diversas en la selva.

Bibliografía

(1)Justino. (1995). Epitome de las" historias filípicas" de Pompeyo Trogo. (J. C. Sanchez, Trad.) Madrid, España: Gredos.

(2)Cid, pablo. 1941. Las Amazonas Amerígenas.

EL PARAISO EN EL NUEVO MUNDO

Levinus Hulsius. (Raleigh, 1993)

Poco contentas se mostraban las muchachas que se encontraban al lado de los viejos mientras los que estaban junto a los jóvenes mostraban con sus actos y su voz toda su felicidad. Antes de terminar el banquete ya había por ahí abrazos y besos furtivos” Fragmento del mito del yuruparí (Stradelli, 2004 pág.145)

Seguro estaba Colón de haber encontrado la teta paradisiaca en la que oro, especias y mujeres hermosas abundaban. Lo creyeron muchos otros hombres y el sueño “Dorado” y el ansia voluptuosa de la pasión sin restricciones de las indias que más que orientales eran desnudas, tentó la aventura al nuevo mundo. LLegaron hombres que se volverían chamanes como el legendario “Cabeza de Vaca”, curiosos y desconocidos pioneros de la etnología como “Ramón Pané” y quijotescos hombres ilustrados como Walter Raleigh que conserva una de las crónicas más bellas de las tierras selváticas.

Walter Raleigh leyó a Cieza de León pero también a López de Gomara y sus conquistadores a imitar fueron Cortés y Pizarro. Raleigh partió a América por segunda vez a descubrir un imperio como el Inca o el Azteca. Ecribió una carta para la reina de Inglaterra y prometío a cambio d ela financiación, conquistar para ella las tierras de Manoa, la tierra en las que las montañas brillan del oro que quedaba en la Guyana. La Guyana, tierra desconocida en nuestra geografía mental por ser aún hoy más del otro lado del atlántico que del nuestro, va de la parte norte del Brasil a Venezuela y del Atlántico a las selvas del Orinoco. En el siglo XVI aquella tierra salvaje prometía a los aventureros el paraíso del que habló Colón. Fue así que en medio de las nubes de mosquitos y el calor que distorsiona el paisaje Raleigh financiado por su reina, navegó el Orinoco y se informó de las Amazonas de quienes en el año d e 1542 (cincuenta años antes de su expedición) habían dado noticias de vista la expedición de Francisco de ORellana. Según la crónica escrita por el Fray Gaspar de Carvajal sobre el descubrimiento del Río de las Amazonas llamado así en honor a las belicosas mujeres, la batalla con las dichosas mujeres tuvo ocasión el 24 de junio. Dice el Fray que dieron muerte a 7 u 8 de estas.

Las noticias de Raleigh sobre las Amazonas fueron ilustradas por Levinus Hulsius. El festín del que habla Raleigh, en la que las mujeres libres de odios se juntan con los hombres al estilo del paraíso del Bosco:

“He indagado entre los ancianos Oreniqueponi que más han viajado y tengo conocimientos acerca de todos los ríos que hay entre el Orinoco y el de las Amazonas. También tenía muchas ganas de conocer la verdad acerca de esas mujeres-guerreras, pues unos creen en su existencia y otros no. Y aunque me desvíe de mi asunto, voy a relatar lo que me han asegurado ser verídico, referente a esas mujeres. Hablé con un cacique o señor, quien me dijo que había llegado el río [de las Amazonas] e incluso más allá. Las regiones donde viven esas mujeres están situadas en la parte sur del río, en las provincias de Topago, y su mayor número donde predominan coinciden con las islas situadas en la parte Sur de la entrada, a unas 60 leguas aguas arriba de la boca del río citado. Se sabe de tales mujeres desde la antigüedad, tanto en Asia como en Africa. En Africa están las de la reina Medusa; y hay otras en Scithya, cerca de los ríos Tanais y Thermodon. También sabemos que Lampedo y Marthesia eran reinas de las Amazonas. Su existencia está comprobada en muchas historias pertenecientes a distintas épocas y lugares. Las que se encuentran cerca de la Guyana sólo tienen trato con hombres una vez al año, y por periodo de un mes, que tengo entendido es el de abril. En esta época todos los reyes de las fronteras y las reinas Amazonas se reúnen y, una vez que las Reinas han escogido, las demás sacan a suerte sus valentines [parejas]. Durante este mes hay banquetes y bailes; y todos viven de vino en abundancia. Pero al acabar la luna, todos se marchan a sus respectivas tierras. Si las amazonas quedan en estadio, y dan a luz, envían el fruto a su padre si es varón. Pero si es hembra, se quedan con ella y la crían. Por cada hija mandan un regalo al progenitor, ya que todas tienen grandes deseos de incrementar el número de las de su sexo y clase. Pero no he encontrado confirmación a lo que se dice referente a que se cortan el pecho derecho. También me dijeron que si cogen prisioneros en alguna guerra conviven con ellos en cualquier época; pero al final, indefectiblemente, los matan. Según dicen, son muy crueles y sanguinarias, sobre todos con los que intentan invadir sus territorios. Las amazonas tienen también esas mismas planchas de oro, que consiguen casi siempre a cambio de una especie de piedras verdes que los españoles llaman piedras hijadas, y que nosotros usamos para los nervios y para enfermedades del riñón y del hígado. Vi varias de ellas en Guyana, y es corriente que cada rey o Cassique tenga una, que sus mujeres suelen llevar y estiman como a joyas preciosas” (Raleigh, 1595)

Esta noticia de las Amazonas pasa por una de las locuras de Raleigh. sin embargo este relato presenta dos elementos que trataré en otra ocasión: las piedras hijadas también conocidas como muyraquitas, amuletos en jade relacionados con las mujeres de la Amazonía y el correlato del mito del “Yuruparí”, un mito pan Amazónico que narra la historia de unas mujeres que deciden dejar a los hombre (como las verisiones del mito Griego) y que aún hoy es tema de discusión y de extrañeza para Antropólogos, literatos, folcloristas.

M.j.E

AMAZONAS DE INDIAS

Petrus Plancius 1592 De 1596 à 1645, cette carte se trouve dans les diff`èrentes èditions du voyage de Linschoten (6 èditions hollandaise, 3 francaises), exceptè dans l´édition anglaise 1598. On la trouve ausi dans l´édition latine (1599), mias sous le nom de láteaur et ayant un encadrement différent. (Fronteires entre le bresil et la Guyane francaise, 1899)
"Las mujeres caribes guerreaban con la misma valentía que los hombres y con igual destreza, lo que les valió a todos la promulgación de una provisión rela, en 1553, mediante la cual se daba licencia a los conquistadores para luchas con ellas" (Oliva de Coll, 1980, pág 185)

MUJER CHAMANA

Mujer curandera Tikuna. Río Amacayacu. Amazonía Colombiana. Richard Evans Shultes 1944. (1)

Algunas indias se encuentran en estas tierras que juran y prometen castidad y así no se casan ni conocen hombre alguno de ninguna calidad, ni los consentirán aunque por eso las maten. Estas dejan todo el ejercicio de mujeres e imitan a los hombres y siguen sus oficios como sino fuesen mujeres , y cortan sus cabellos, de la misma manera que los machos traen, y van a la guerra con su arco y su flecha y a la caza: en fin que andan siempre en la compañía de hombres y cada una tiene una mujer que le sirve y que le hace comer como se fuesen casados. (Gandavo, Tratado da Terra do Brasil, anterior a 1573) (2)

Fuente: 1. La Amazonía Perdida. El viaje Fotográfico de Richard Evans Shultes. 2009. Bogotá: Banco de la República. Biblioteca Luis Angel Arango.
2.Riberiro, D., & De Araujo Moreira Neto, C. (1992). La fundación del Brasil. Testimonio 1500-1700. (Biblioteca Ayacucho ed.). Caracas, Venezuela: Biblioteca Ayacucho.

6.18.2009

CANIBALISMO

Phillipe Galle. AMérica 1579-1600. Grabado, 19 x 11 cm Estampa de una serie que hizo Galle con el título de Prosopographia (personificaciones figuradas) The new York Hsitorical Society, New York, EUA. (De Moraes Belluzo, 1994)
Salvajes si no es que antropófaga, lleva esta mujerguerrera el trofeo entre sus manos.

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