8.03.2009

¿Cómo engañar al Orocome?

Teodoro de Bry



Además de los capuchinos, los dominicos, mercedarios y franciscanos, los jesuitas alcanzaron buena parte de la Amazonía en tiempos de la conquista y la colonia de América antes de su expulsión en 1767. Famoso entre los jesuitas fue el padre Samuel Fritz quien hizo el mapa del surco del Amazonas en el año de 1717. Sin más cosas que una brújula y un agudo sentido de orientación y de detalle, este padre, que los portugueses acusaron de espionaje, logró un registro geográfico muy cercano al mapa que años más tarde realizaría la misión geodésica francesa liderada por el ilustrado Charles Marie La Condaminine.


La fama de los jesuitas, incluido Fritz, se debió a su despierto interés en la Amazonía y su aguda percepción cuyos testimonios son las crónicas, cartas e informes en los que el lector casual, el historiador o el etnógrafo pueden apreciar los detalles, datos curiosos y enigmas americanos de aquel siglo XVI, XVII y XVIII, más allá de las usuales condenas que solían [y suelen] predicar los sacerdotes a las sociedades indígenas.

En esta ocasión guardo en esta bitácora un aparte de la selección de “Cartas edificantes y Curiosas que se refieren a las Misiones del Amazonas, según la edición de Madrid (1753-1757), por el Padre Diego Davin S.J” (1942) en cuyo interior encontré un pasaje sobre un animal llamado Orocome que deja al lector la posibilidad de creer en mi aseveración de la aguda percepción de los jesuitas o que bien puede debatirla. El animal aquel, que dice el padre jesuita autor de la carta que existía según los Moxos (un pueblo indígena del Amazonas), es una joya del animalario americano que guardo entre mis curiosidades. Los Moxos vivieron en zona tórrida y llana inundada cuatro meses por año muy seguramente en zona selvática cercana a un caudaloso río. En ciertas épocas del año dice en la carta, llegaban hasta allí vientos fríos del sur que hacía del clima indeseado. Caliente y húmedo y otras veces muy frío, en el país de los Moxos sus habitantes vivían de “la pesca la caza y de algunas raíces que produce el país con abundancia”. De bárbaras costumbres, entre ellos no había ley ni gobierno, ni policía. Nadie mandaba ni nadie obedecía, se practicaba el infanticidio, se condenaba a los gemelos enterrando uno de ellos y era costumbre establecida que el marido siguiera a la mujer donde quisiera que fuese esta a vivir. Primer pueblo en ser evangelizado en esa tierra y cuyo rastro etnohistórico desconozco, los jesuitas tuvieron oportunidad de conocer sus historias en cuanto aprendieron su lengua. Entre las muchas historias que escucharon de boca de hombres y mujeres de este pueblo está el relato del Orocome que acompaño con un detalle de la ilustración de Teodoro de Bry* el ilustrador de América que nunca conoció estas tierras y que al final de sus días a falta de informantes de América que trajesen ilustraciones, se sirvió de la imaginación y de los relatos antiguos para grabar las imágenes del nuevo mundo lleno de animales fantásticos, tribus caníbales mujeres amazonas, hombres sin cabezas. Este animal que incluyo y que grabó Bry bien podría ser un retrato hablado de este curioso Orocome


“Es grande como un perro, su pelo es rojo, su nariz puntiaguda y sus dientes muy afilados. Si encuentra con un indio desarmado le acomete y le echa en tierra sin hacerle mal, con tal que tenga la precaución de hacerse el muerto. Revuelve entonces el Orocome el indio, registra con cuidado todas las partes del cuerpo, y como convencido que está muerto en realidad, como lo parece, lo cubre de pajas y de hojas y se entra en lo más espeso del bosque. El indio escapado del peligro se levanta al punto y sube sobre un árbol, de donde poco después ve volver al animal acompañado de un tigre que al parecer había convidado a participar de la presa; pero no hallándola, da alaridos formidables, mirando a su compañero, como dándole a entender el sentimiento que tiene de haberle engañado”

*La editorial Ciruela, publicó hace unos años un libro titulado “América de Bry” en cuyas páginas se pueden apreciar 342 reproducciones a color y blanco y negro de los grabados de Bry publicados entre 1590-1634. Bibliografía: Cartas del Amazonas escritas por los misioneros de la compañía de Jesús de 1705-1754.
Edición revisada por Juan B. Bueno Medina. Prensa de la biblioteca Nacional. Bogotá 1942. Reimpresión de las "Cartas edificantes y Curiosas que se refieren a las Misiones del Amazonas, según la edición de Madrid (1753-1757), por le Padre Diego Davin S.J.

1 comentario:

  1. ¿Has leído sobre el Patagòn?: mitad oso mitad hombre con unas orejas tan grandes que llegaban al piso y que segùn los cronistas podìan oìr lo que se decìa al otro lado del mundo... A Borges ni se le pasò por la cabeza incluirlo en su conocido manual....
    Aquì otro:


    La bestia Sucarate (también denominada succarath o su) es muy posible que llegue hasta Núñez de Cepeda de la mano de otro jesuita español como Juan Eusebio Nieremberg (Historia naturae, maxime peregrinae, libris XVI distincta, Antuerpiae: Ex Officina Plantiniana Balthasaris Moreti, 1635, p. 189 –imagen del centro–), quien habla de este fantástico y fiero animal de la Patagonia contándonos su curiosa piedad paterno-filial. Así, en lo moral, el sucarate sería la versión austral de la europea cigüeña, ave a la que ya Alciato (y antes Horapolo, y los naturalistas griegos y romanos) identificaba con esta virtud. Escribe Nieremberg: «Belluam rapacem apud Patagones Su, id est aquam vocant nonnulli, quod plerumque iuxta fluuios degat. Aliij dicunt Succarath. Torua est: primam oris acie quodammodò leonem aemulatur, aut hominem, nam ab aure barbata» . Y añade que, además de llevar a los hijos sobre la espalda, cubiertos y protegidos con la cola, luego los hijos recíprocamente cuidarán de los ancianos: «Tum filios reciconiare simili in parentes vetulos pietate, eosque portare & alere» (p. 189). Pero en realidad, ambas imágenes que aquí vemos provienen de la Historia animalium (Frankfurt: Bibliopolio Henrici Laurentii, 1620) de Conrad Gesner, a quien el sucarate interesó tanto que lo puso en la portada de su libro.
    Ver:
    http://www.emblematica.com/blog/2006/02/el-sucarate.html

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